Las últimas semanas han traído varias pequeñas sorpresas. En primer lugar la futura publicación de El palacio de los siglos olvidados, una novela que tenía guardada desde hacía ya unos añitos. Decidí enviarla a un concurso de novela fantástica organizado por la editorial Malas artes, y cuál fue mi sorpresa al recibir contestación diciéndome que a pesar de no haber ganado había llamado la atención del jurado por lo que me invitaron a publicarla. Hemos superado la fase de preventas alcanzando las reservas mínimas, así que ahora comienza la aventura de una nueva publicación.
En segundo lugar, el relato que presenté al XXI Certamen de Literatura «Miguel Artigas» fue seleccionado como finalista. Tampoco gané, pero ser elegido uno de los 18 finalistas de entre más de 400 relatos presentados es una buena palmada en la espalda de mi ánimo de escritor.
Por último (esta vez sí que hubo premio), el I Concurso de microrrelatos «TERUEL CUENTA», en el que el mío resultó elegido como uno de los seis relatos premiados. Así que, sin más ni más, os dejo con él.
A muerte
Era el tercer vecino de la calle al que le tocaba ese mes, sin embargo esta vez fue muy diferente. Lo tenía frente a ella. Sentado en el sofá. Mirándola a los ojos. Jamás le habían sostenido la mirada con tal descaro. Con tal desafío. La Muerte se levantó y acabó su faena, fría y eficaz como siempre, pero aquel trabajo dejaría una duda clavada en su memoria. ¿Cómo podía nadie guardar semejante entereza mirándola a los ojos?
Tal vez no le habría dado tanta importancia al detalle de haber sabido lo cegato que era aquel anciano.
AÚPAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA,
Felicidades por tus creaciones, las que en su mayoría he podido leer.
En ellas se nota el tesón y perseverancia para transmitirnos tu creatividad.
Gracias por tejer unas palabras también confeccionadas, para vestir el tiempo tan desnudo en cultura.
Sigue así.
Luis.