La afición a los mundos fantásticos y a todas las realidades que sus horizontes puedan albergar me viene de un largo tiempo atrás, de los primeros viajes inolvidables a través de la lírica de Tolkien y de las tardes que pasé perdido entre las páginas de las novelas de la Dragonlance y de los Reinos Olvidados.
Pero también tuve tiempo para aprender a disfrutar de la belleza de la palabra y de adentrarme en ese hermoso paisaje que es la poesía.
Fruto de todos aquellos aprendizajes han ido apareciendo estas obras. Vendrán, espero, muchas más en el futuro.