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Categoría: Poemas

Hoy todo huele a silencio

Hoy todo huele a silencio.

El agua que arrastra hasta la piedras

una canción de color gris cansado.

Las nieblas que muerden los montes.

Varias aves que cantan desde inasibles rincones.

Un coche que pasa rasgando la bruma.

La lluvia que dibuja tristezas

sobre la piel del pantano.

Hoy el viento no es zarpazo;

no es ni siquiera caricia:

hoy es tan sólo un abismo,

amplio, callado, invisible.

Hoy la luz es portadora de nostalgias,

y se oxida un poco más con cada paso que se aleja.

Hoy todo huele a silencio.

Silencio: esa canción de nadie

que ya casi nunca escuchamos.

Fotografía: Guada Caulín

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De vuelta a la tinta

Los últimos meses he estado inmerso en la preparación de unas oposiciones que me han secuestrado casi todo el tiempo libre disponible, pero el proceso ha terminado al fin, así que toca volver a recuperar esas dos grandes pasiones que había dejado aparcadas: la lectura y la escritura.

Vuelvo a los territorios de la tinta, a los versos, a Utara y a los millones de páginas que esperan lectura. De momento, como muestra un botón.

Dejo por aquí un poema que escribí hace unos días.

Pequeña lluvia de ojalás


Hoy quiero lloverte un puñado de deseos,
mancharte los pies con mis ojalás:
Ojalá que la vida nunca te enseñe el aroma de la derrota,
ojalá nunca cierren, y digo nunca, los bares que abrieron cerca de tu corazón.
Ojala que el tiempo nunca tenga prisa por robarte los otoños
y que cruces bailando las puertas de cada lunes.
Ojalá no te vayas. Ojalá no te quedes. Ojalá nunca encuentres los caminos de huida.
Ojalá jamás tengas exceso de caricias,
y las calles se queden cada vez que te alejes ateridas, temblando, sin saber hacia dónde.
Que la vida te muestre que sus besos son tuyos,
que te cante al oído y te diga riendo que le encantan tus penas,
pero más tus sonrisas.
Ojalá los recuerdos se te claven por siempre
y a la caja te lleves un millón de momentos,
varios kilos de sueños y un puñado de amores.
Ojalá siempre tengas un libro a medias, diez visitas pendientes y la tele apagada,
un poema rondando cerca de tu mirada, música en la sangre, fuego en cada intento…
Y alas en tus lágrimas.
Ojalá.
Ojalá.

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